En la hora del almuerzo de ayer, en la mesa con mi familia, les comentaba que este año desde que estoy participando en el club de los abuelos, no he tenido una semana sin comer dulces, todas las semanas cumple años una o dos personas y como siempre me decía mi abuela, no hay que dejar que los cumpleaños pasen por debajo de la mesa. Me imagino quería decir no ignorarlos.

La mayoría de las veces debo tratar tomar una capture de las cosas que va llevando cada persona de colaboración, porque algunas veces se me olvida y cuando me acuerdo tomar las fotos, en la mesa no queda nada. A pesar que todos sufrimos de alguna enfermedad, de esas que siempre nos visitan, hipertensión, diabetes, colesterol y pare usted de contar, nos olvidamos que sufrimos de esos achaques y nunca dejamos nada en la mesa jejejejeje.

Esta vez nos tocó cantar el cumpleaños a la amiga Ysabel. Y una de las compañeras llevó este sabroso dulce, de lo más delicioso nunca había saboreada algo tan especial, en un vaso colocó un pedazo de torta con una textura suave, encima le agregó un dulce de ciruelas y colocó una cucharilla en cada vaso, nos encantó ese sabroso detalle.

Como asistir a un cumpleaños sin música, teníamos nuestro equipo de sonido, los abuelos debemos escuchar y bailar la música, es una terapia para mantener el ánimo y no dejarnos llevar por la tristeza y la soledad, que enferman el cuerpo y la mente.

Llegó la hora de cantar el cumpleaños, pero bailando sopló la vela desde lejos, no me dio oportunidad tomar la foto, lo importante es que estaba feliz y disfrutó el momento. Como lo mencionó el poeta George Meredith en uno de sus mensajes de reflexión “No cuentes tus años solamente, haz que tus años cuenten”.