La verdadera historia
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Real 1mm
Esta historia, si es parecida a algo, es pura coincidencia. No digo que me pasó a mí; es de un amigo de otra ciudad que ustedes ni conocen, porque nos hablamos muy poco. Solo me contó su historia y se las traje.
Moscas, moscas, ¡cómo las odio! Parecen una epidemia. Voy a poner tejido de malla para mantenerlas afuera y a raya. ¡Que se vayan de mi casa! Bueno, ya coloqué el tejido metálico reforzado con uno plástico. Aún así, quedó un agujero de 2 mm.
Me voy a dormir... ¡Uy! Se me metió una mosca miniatura en la oreja, en el ojo, en la cara. ¡Son una epidemia! ¿De dónde salió esta plaga? Me levanto; las voy a matar. ¿Dónde están? No las veo. A ver, los lentes... tampoco. ¡Ahí vi saltar una! Son micro moscas. Voy a mirar si quedó un agujero en el tejido. ¿Qué? ¡Se meten por el tejido! Increíble. Y vienen sin parar a la cara, los ojos, la nariz, la oreja. Esto es un infierno. ¿Cómo las elimino? Voy a comprar un spray mata-moscas. Listo, ahora sí, las maté. Me voy a dormir... ¿otra vez? ¿No mueren o qué?
Les voy a hacer una trampa de agua fermentada... ¡¿Qué?! No cae ninguna. Voy a limpiar todo con lavandina. Listo, ahora sí, ¿no? ¡Nooo! Otra vez invasión. Les voy a dejar comida, a ver qué pasa. Ahora no molestan, así que les voy a dejar lo mismo. ¡No! Otra vez molestan. Se llevaron la comida y me quieren volver loco. Les voy a poner otra comida. Ahora no molestan, así que les tuve que hacer una comida distinta cada día. Al final, nos hicimos amigos; me hablan al oído, me miran a los ojos y sienten mi aire en la nariz. Son hermosas.
Moscas hermosas, moscas hermosas, moscas hermosas.
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