Una imagen una historia

  Nuestra amiga @franyeligonzalez nos trae una nueva oportunidad para fortalecer el hábito escritor que todos tenemos en esta plataforma por ello, una vez más me complace decir presente en esta dinámica dedicada a la escritura creativa. Sin más preámbulo, comienzo con mi participación.

  Ana es una joven muy exitosa en el mundo de la publicidad. En Venezuela, su país natal es considerada la mejor publicista y, desde que se graduó, su carrera profesional no ha dejado de ascender; acontecimiento que la hace sentir muy orgullosa y feliz porque desde la etapa universitaria soñaba con alcanzar el éxito.

  Todas las agencias de publicidad alrededor del mundo se peleaban por tener a Ana en su equipo de trabajo. Ellos estaban consciente que tener el sello de ella en su campaña era sinónimo de éxito por tal razón, se aseguraban de hacerle la mejor oferta para que aceptara la propuesta.

  Durante los primeros cinco años de trabajo, Ana se sintió bien siendo la estrella de las agencias de publicidad que la contrataban. Hasta ese momento, todos los sueños que se había proyectado eran una realidad y, en primera instancia se veía que ella tenía todo lo que una persona profesional puede añorar en alcanzar.

  Sin duda, Ana estaba en su mejor momento. La admiración que despertaba en las personas que conocían su historia de amor hacia el trabajo que realiza y la superación personal que experimentó para llegar al nivel en el que estaba; generó que muchas personas quisieran aprender su ética de trabajo porque querían ser exitosos como lo es ella.

  Aunque la vida de Ana parecía ser perfecta, detrás de ese éxito había algo más allá y todos los que la admiraban lo desconocían porque estaban deslumbrados con la gloria que tenía. Sin embargo, ella jamás dijo nada ya que, no quería que se creara una imagen negativa respecto a su trabajo, talento y personalidad.

  Detrás del gran éxito de Ana se ocultaba una terrible soledad y depresión. Diariamente ella sentía cómo la ausencia de sus seres queridos la sumergía en un túnel cada vez más oscuro y, al final del día no dejaba de preguntarse de qué le servía tener tanto éxito si no podía disfrutar un fin de semana con su familia o algunos amigos de la infancia.

  El tiempo de Ana transcurría en reuniones y viajes de trabajo. Cada vez que quería organizar algo con sus familiares o amigos, los planes se cancelaban para ella porque tenía que trabajar y debido a ello, solamente compartía con sus seres queridos a través de una videollamada o mensajes muy puntuales que enviaba al chat del grupo.

  Cansada de sentirse sola y deprimida, una tarde Ana decide ponerle fin a su carrera profesional asegurando que, ningún éxito es placentero si el precio a pagar es estar alejados de los seres queridos. Las agencias de publicidad lamentaron la decisión de Ana, pero ella sintió que después de dar ese paso iba a comenzar a disfrutar la verdadera gloria de la vida; siendo esta la convivencia presencial con sus seres queridos.

¡Muchas gracias por leer mi publicación!