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65° CONCURSO DE REDACCIÓN DE HISTORIAS / REGALO DE NOCHE BUENA

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casv
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2 days agoSteemit5 min read

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Abraham está terminando un viaje de negocios, se encuentra en Colombia. Luego de diversas dificultades y un par de días de retraso, logra concretar positivamente su objetivo, ahora tiene que retornar a casa, en Caracas, Venezuela. Al llegar al aeropuerto de Bogotá se lleva la sorpresa de que su pasaje tenía fecha de regreso para el 21 de diciembre, pero era 23 y eran las 6 de la tarde.

Le informan que todos los vuelos están llenos y que no hay cupos sino hasta el 28 en la mañana. Al escuchar esto, Abraham le dice a la recepcionista de la aerolínea que por favor haga lo posible por incluirlo en cualquier vuelo pero debe estar en casa más tardar a las 6 de la tarde del 24, ya que le lleva el regalo a sus pequeñas hijas. La azafata le dice que aunque quisiera ayudarlo no era posible, todos los vuelos estaban llenos.

Abraham no es hombre de aceptar un no, y menos en esa situación, le dice que no importa el monto, él estaba dispuesto a pagar lo que sea, pero no hubo resultados. Trató de hablar con otros pasajeros y ofrecerles cambiar boleto y a cambio le pagaría muy bien, pero ninguno quiso perder su vuelo. En eso suena el teléfono, era su esposa que le preguntaba dónde estaba, detrás de ella se escuchaban las niñas saludando a su papá...




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Abraham enteraba a su esposa de su situación y prometía llegar a casa para Navidad. Ella se sentía muy triste pues junto a sus hijas lo esperaban ansiosamente, entonces Abraham le pidió no enterar a sus hijas, ellas merecían la alegría y la felicidad de esa fecha tan especial en su hogar.

En el aeropuerto Abraham continuaba buscando un vuelo imposible, sus esperanzas estaban disminuyendo con el pasar de las horas. Por su mente solo se cruzaban su familia, su templo y su centro de afectos más profundos que acentuaban su angustia y desesperación.

Quedaba un solo vuelo con destino a Caracas, era la última oportunidad para lograr partir, sin embargo, estaban confirmados todos los pasajeros de dicho vuelo, lo que sentenciaba el rompimiento de su promesa. Fue entonces cuando Abraham decidió dirigirse en voz alta a los pasajeros en la sala de espera.



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"Buenas noches a todos los que esperan abordar este último vuelo, quiero expresarles mis disculpas por haberles molestado con mi petición de cambio de boleto además por ofrecerles dinero a cambio, me he dejado llevar por la angustia de una promesa que hice a mi esposa y mis dos hijas que me esperan en casa esta noche buena. Me siento muy avergonzado."

"Me equivoqué al pensar que con dinero podía cambiar ese boleto que me llevaría a mi destino, ¿cómo pude olvidar que cada uno de ustedes espera reunirse con sus seres queridos esta Navidad?. Seguramente en su destino lo esperan sus hijos, sus padres, sus abuelos, sus hermanos o sus amigos que hace uno o varios años no han podido abrazar."

"No soy quién para pedirles su sacrificio sino su perdón por mi atrevimiento, hoy Dios ha querido que rompa mi promesa pero no mi esperanza, así que deseo de todo corazón que en su destino brille ese abrazo del reencuentro familiar más esperado que solo la Navidad hace posible y que no tiene precio."

"¡Solo deseo que tengan una Feliz Navidad que llene de bendiciones sus vidas por siempre!"


Abraham, tal vez había concluido el mejor discurso de su vida que desprendía los aplausos y los abrazos de los presentes. En unos escasos minutos comenzaría el abordaje de los pasajeros, mientras se resignaba a esperar el próximo vuelo que lo llevaría a casa en unos días.



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No obstante, mientras se desvanecía la promesa de Abraham, una mano suave palpaba su hombro, se trataba de una joven mujer que aceptaba el cambio de su boleto, pues había decidido no tomar ese vuelo.

Abraham, sorprendido, le preguntaba el por qué. Ella decía que su mensaje había tocado su corazón y que le había hecho reflexionar sobre el propósito de su viaje. Ella iba en la dirección opuesta a su corazón, no iba a reencontrarse con sus seres queridos sino que se alejaba de ellos por un compromiso postergable.

Abraham visiblemente conmovido, le brindaba un abrazo de agradecimiento, ambos lloraban de alegría pues su gesto se había convertido en el mejor regalo de la noche buena.



Notas:



¡Gracias por su visita!




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