El sentido de la vida
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La cuestión no es tan sencilla, pero vamos a intentar emitir nuestra opinión sobre un tema que, desde hace muchos siglos, ha preocupado a los seres humanos. Algunos sostienen que simplemente la vida no tiene sentido, que solo está regida por los mandatos del azar y las imprevisiones de lo absurdo.
Los que se creen imprescindibles/ F
Si consideramos que nadie nos pregunta ni solicita nuestra opinión en cuanto a si queríamos venir a este mundo, si nos gustaría nacer, nos daremos cuenta de que arbitrariamente llegamos hasta aquí, con la finalidad de ser modelados por otros, de imitar lo que ya está hecho y, para colmo, después de que nos acostumbramos, en un determinado momento, tenemos que morir, irnos definitivamente. Eso no tiene sentido: para qué nos traen si debemos desaparecer. Era mejor que nos hubiesen dejado donde antes estábamos, en la nada.
El sentido de la vida, por otra parte, se torna problemático cuando un individuo se lo toma muy en serio o, al contrario, cuando asume la existencia a la ligera, sin un norte definido. En el primer caso se ubican los que piensan que nacieron predestinados a realizar grandes obras o hazañas en beneficio de la humanidad; los que se creen imprescindibles para sus semejantes y son capaces de embaucar a un sinfín de personas en empresas que no van hacia ninguna parte; son megalómanos que, si encuentran una brecha para poner en práctica sus ideas estrafalarias, pueden causar severos percances. Y suele ocurrir también que, siendo seres comunes y corrientes, andan por allí hablando sobre sus grandes proyectos que solo esperan por una oportunidad para hacerse realidad.
Sin aspiraciones.../ F
En la otra cara de la moneda se encuentran los que enfrentan la vida desde un aquí y un ahora, que no sueñan con alcanzar otros prometedores horizontes. Este tipo de individuos, por supuesto, no reflexiona sobre la misión trascendental que podría tener en este mundo, ya que se limita a resolver sus problemas inmediatos, a aceptar lo que las circunstancias le impone. Se desenvuelve dentro del acostumbrado libreto de su cotidianidad, pensando que el viaje de su vida termina con la muerte y, mientras tanto, solo hay que hacer lo que es conveniente para seguir adelante. Si todos fuésemos así, es evidente que no hubiésemos evolucionado mucho.
Orgullosos de lo que somos/ F
Ahora bien, lo que debemos tener presente, de acuerdo con nuestra perspectiva, es que la vida no tiene sentido si nos empeñamos en denigrar de la vida que tenemos. No se trata de conformismo, debemos luchar, obviamente, por alcanzar los más anhelados sueños que tengamos; pero es necesario sopesar el tamaño de esas aspiraciones, ubicarnos en los predios de lo posible y estar conscientes de que existen metas que resultan superiores a nuestros denuedos.
Es necesario y recomendable apuntar bien alto, pero es sensato también disfrutar de lo que vamos consiguiendo en el camino; sentirnos orgullosos de cumplir cabalmente con los roles que nos impone la existencia e internalizar la importancia de todo cuanto hagamos. Puede suceder que nunca lleguemos a las cimas que queríamos escalar, pero todo lo que hemos logrado y construido para nuestro bienestar y el de las personas que nos rodean le confiere sentido a nuestra vida.
Invito a los amigos:
@jazminru,
@sduttaskitche y
@jenniferm
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