Luego de la luna de miel, Bruno lucía flaco y ojeroso. En cambio, Rosa era la viva expresión de la felicidad.
Con el matrimonio Rosa adquirió el hábito de ir diariamente a la bodega a comprar tres velas blancas. La gente murmuraba que tenía a Bruno embrujado.
¡Se me olvidaron tus luces, mi ánima, perdóname!
Después de esa noche, Bruno huyó del pueblo. Quienes lo vieron dicen que iba agarrado de la mano del Ánima Sola.
De ella se dice que era una piadosa mujer de Jerusalem que daba apoyo a las personas que fueran condenadas al Calvario. Sucedió, pues, que el Viernes Santo, cuando Jesús estaba en la cruz; María Celestina llevaba un cántaro con agua fresca, y le dio de beber a los dos ladrones que estaban al lado de Jesús, pero no le dio a Jesús por miedo a los Judíos. Desde ese día, el Ánima vive entre llamas y muerta de sed. De allí la creencia de que quien le prometa una "luz" debe dársela, porque si eso no pasa, ella se encargará de recordárselo.
Mucha gente utiliza al "Ánima Sola" para amarrar a los hombre, y en eso me inspiré para escribir este microrrelato.
Hice este ejercicio que, obviamente, puede mejorarse para que los usuarios se motiven a participar en el Taller.
Por tanto invito a @dove11, @genomil, @marcybetancourt y @inspiracion..