#literaturaSC / La Cámara de la Familia
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Hola mis queridos amigos digitales de la plataforma!
Hoy en el Lunes de Literatura quiero compartirles este pequeño relato.
Como siempre, quiero agradecer a @fjjrg por su asesoría y a @naka05 por sus orientaciones!
También quiero invitar a @mariuespinoza @carlosjosemen y @ennysdelgado para que me acompañen publicando sus cuentos y relatos. Siempre es grato leerlos.
La Cámara de la Familia
Escudriñando en un viejo baúl que estaba en la esquina de aquel olvidado y polvoriento cuarto, Santiago consiguió -protegida por un raído impermeable militar- una cámara fotográfica que llamó poderosamente su atención.
Las señales y datos eran inconfundibles. Por el polvo y las telarañas que lucía el baúl, éste no había sido abierto al menos en dos décadas. El impermeable era de un modelo que habría sido descontinuado al menos hace tres décadas atrás. El único miembro de la familia que habría cumplido el servicio militar era su abuelo, quien sirvió en el ejército hacía cincuenta años, y por lo que sabía de cámaras fotográficas, ésta tendría al menos setenta años de haberse fabricado.
Mientras más analizaba los datos, más retrocedía en la historia.
Pero su pregunta no fue cómo llegó la cámara allí, sino quien la habría guardado con tanto celo, si la podría hacer funcionar, y quien la habría utilizado antes.
Miró a los lados como confirmando que estaba solo en la antigua casa de sus abuelos, envolvió de nuevo la cámara con cuidado, y guardó el aparato y el impermeable en su morral. Cuando iba a cerrar el baúl notó una caja amarilla de cartón con algunas películas en blanco y negro para la cámara.
Al salir del cuarto trató de dejar todo tal como lo había conseguido, aunque las marcas en el polvo delataban su intrusión.
Pasó una semana buscando en internet cómo poder usar la cámara y las películas que tenía a su disposición. Era material que ya no se conseguía en el mercado y quería darle el mejor uso posible. A diferencia de las cámaras digitales y los teléfonos, con la vieja cámara solo tenía 15 fotos disponibles, y las quería aprovechar al máximo.
Averiguó con algunos amigos y descubrió que en la ciudad sólo había una fototienda que le pudiera revelar y copiar los negativos.
Estaba listo para usar la cámara y las películas, pero no había decidido con qué. Un viejo retrato de dos de sus bisabuelos en la pared de la casona familiar le brindó la idea que necesitaba: ¡Fotos de la Familia!
Así que le propuso a su familia que posaran uno a uno en la sala de la casa. Preparó las luces, los fondos, escenografía, utilería, sillones y todo lo necesario para captar a cada uno de sus abuelos y tíos más longevos, y plasmarlos con poses que destacaran sus caracteres y afinidades.
La primera en ser retratada sería su abuela paterna. Vuida y trabajadora desde temprana edad, mantenía esa semblanza que da la autoridad de los años.
El sibilante obturador de la cámara se tomó su tiempo en captar la primera imagen, fueron apenas dos segundos, pero a Santiago le parecieron eternos.
Luego fueron pasando cada uno de sus tíos y tíos-abuelos, el menor de ellos de unos setenta años de edad. Se tomó toda una tarde en esa familiar sesión fotográfica.
Cuando retiró de la tienda el sobre con las fotos en blanco y negro, las manos le temblaban de emoción.
Llegó a su casa y se sentó en la mesa para descubrir una a una las imágenes que había tomado. Desde que vio la primera, su respiración se detuvo por momentos y su piel se erizó.
Aunque las fotos las había tomado de manera individual, en cada una aparecían dos personas: centrado, estaba el familiar que había enfocado, y a su lado una espectral pero nítida imagen de la misma persona, pero en sus años de juventud.
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