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Concurso de Arte y Escritura #94

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pousinha
68
19 days agoSteemit3 min read

Eclipse de sol: un día al Museo de las Ceras

A Mariano siempre le gustó la astronomía, desde la más tierna edad. Su mayor sueño siempre fue el de asistir a un eclipse. Fuera de sol, fuera de luna. Ahora tenía diez años y nunca había asistido a una. Sus compañeros de escuela se burlaban de él, pues no tenía sus mismos intereses: los partidos de fútbol, películas insulsas de aventuras imposibles y el cotorreo sobre la vida personal de los VIPS del mundo de la farándula. Mariano era muy cerebrito y dedicado y siempre sacaba notas altas en la escuela. —Si quieren ver una—dijo un día la maestra, refiriéndose a los eclipses, —hay que ser valientes. ¿Qué quiso decir la maestra? Bien, un buen día, ella se llevó a los alumnos a ver el Museo de las Ceras de la ciudad. Un eclipse estaba previsto en ese día. Para verlo, se necesitaba asomarse al mirador del _Cuarto del Capitán_, un aposento dedicado a un capitán de buque que tuvo mucho éxito en servir fielmente a su país. Estaba ese cuarto lleno de curiosidades: la estatua de cera más imponente, como se podía imaginar, era la del capitán, sentado en su silla y con los codos apoyados a una mesa de color verde. Su espada se encontraba puesta en la mesa, frente a él y apuntando hacia uno de los tres escribanos, todos sin cabeza. Un burro se soltaba a sus anchas, por encima de la mesa. Una estatua de hombre vestido de negro les cuchicheaba al oído del capitán. Parecía ser su hombre de confianza.

eclipsedesol.png

Los que más asustó a los alumnos fue un esqueleto acostado en el suelo, a lado de la mesa, además de las estatuas sin cabeza. Les recordaban las películas de terror que veían con cierta frecuencia, obviamente nada aptas para niños y para los grandes tampoco. Por causa de ellas, tenían pesadillas a menudo.
—Es demasiado—, decían. Y se largaron para otro cuarto, sin ventana ni mirador, pero nada excéntrico. Sin embargo, Mariano no tenía ni una pizca de miedo. No veía películas de terror, pues sus padres se las prohibían. Entonces sabía que un esqueleto, en su antaño, había sido un ser humano como él. Y los hombres sin cabeza solo eran estatuas de cera. No tenían manera de hacerle daño. Entonces avanzó hacia el mirador del Cuarto del Capitán y se asomó. El eclipse fue todo un espectáculo. Más tarde, solamente Mariano pudo escribir una redacción para la escuela sobre esa maravilla. Como siempre, sacó una nota alta. Fue un diez. Los compañeros que siempre le tomaban el pelo, nadando en sus futilidades, mal consiguieron la aprobación para el siguiente grado.
Veinte años después, Mariano se convirtió en capitán de buque y en sus ratos libres siempre estudiaba los fenómenos astronómicos.

Grosz.png

Invito a participar a mi amigo @ibesso porque adora escribir historias.

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