Existió un día en mi vida en el 2020 que desencadenó una serie de eventos desafortunados en donde hubo cabida para el horror, el miedo y la desesperación hasta lo sumo.
En el año 2020 emprendimos el viaje migratorio de nuestras vidas, mi esposo, mis tres hijos y yo; llenamos cada uno una maleta de 20 kilos y salimos de nuestro país en búsqueda de un mejor futuro para todos.
Llegamos a la bella ciudad de Buenos Aires- Argentina y no habíamos terminado de desempacar cuando el Covid-19 envistió al país y entramos en cuarentena obligatoria por la pandemia que asechaba al mundo entero.
¿Qué estaba pasando? ¿Quién estaba contigo?
Los ahorros escasearon y nos reinventábamos cada día en un intento por sobrevivir, vendiendo cosas, prestando servicio de transporte y mano de obra para cosas indispensables.
Una noche, logramos vender on line unas sillas de madera que fabricábamos. Así que entusiasmados fuimos a entregar el pedido en nuestra camioneta a unos 100 kilómetros lejos de donde vivíamos.
El automóvil comenzó a presentar una falla andando en carretera y empezamos a sentir mucho miedo. Había frío del invierno, lo cual no era tolerable; mis hijos iban dormidos en los asientos de atrás y comenzó el suspenso más entenebrecedor para nosotros.
Mi esposo, quien iba al volante del auto, supuso de inmediato de que el motor estaba fallando y no había vuelta atrás. Explotaron las cámaras del motor, sufrió un severo recalentamiento y quedamos atravesados en una de las autopistas más grandes de suramérica.
¿Cómo te sentiste?
El miedo es un sentimiento razonable, del sentido común humano, pues el nos paraliza o moviliza para salvaguardar nuestra integridad física. Yo sentí miedo multiplicado por 5, ya que andábamos mi esposo, mis tres hijos y yo; expuestos al covid-19, al peligro de la noche helada y sin un centavo en el bolsillo para resolver la situación.
Mi mayor miedo era por mis hijos, no quería que ellos sufrieran ninguna consecuencia de nuestros infortunios y desgracias; no soportaba el hecho de pesar que ellos estaban también pasándola mal.
Nos sentimos desolados, abrumados y desesperados ante el panorama más desafortunado hasta la fecha.
Explique qué le provocó el miedo y qué hizo para manejarlo.
El miedo lo provocó obviamente el accidente del motor del auto, que nos dejó varados en el peligro de la noche helada de la ciudad Bonaerense; dicho sea de paso que es muy peligrosa.
Lo que hicimos para manejarlo inmediatamente fue ponernos a orar; clamamos a Dios incesantemente; le pedimos su auxilio y socorro milagrosamente.
Mis hijos oraban y cantaban a Dios; mi esposo empujaba el auto para quitarlo del camino transitado y prontamente llegó el auxilio materializado en personas.
¿Cómo terminaron las cosas?
Si, Dios mandó a personas para ayudarnos; un policía, una grúa, a mi hermano y a mi papá que se atrevieron a viajar por nosotros y esa madrugada finalmente después de muchas horas de angustia y desesperación; pudimos dormir en casa, abrigados y el auto luego lo trajo la grúa y lo arreglamos.
La serie de eventos desafortunados continuó para nosotros, pues esa misma noche contrajimos el Covid-19; alguien nos lo contagió y yo casi muero hace 4 años por las consecuencias de dicha enfermedad tan cruel.
¿Cómo quedó contigo este momento?
Yo puedo hoy decir que la oración del justo puede mucho; pues nos salvó del peligro inminente que atravesamos esa fría noche al accidentarnos en una autopista muy peligrosa de Buenos Aires; llegaron personas a nuestro rescate y aunque contrajimos esa enfermedad que fue mortal para muchos, Dios decidió salvarnos a nosotros como familia también; todo con un propósito.
Aunque a veces las cosas no salen como queremos, siempre hay que tener fe de que hay un Dios que está presto para salvarnos del peligro y preservar nuestra integridad aun en casos extremos.
Hay una palabra que repetimos una y otra vez mientras estábamos en las horas más críticas de nuestros problema; El Salmo 23 dice: "Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno porque tu estarás conmigo; tu vara y tu callado me infundirán aliento".
Esa Palabra retumbaba dentro de mi y la cantamos muchas veces para traer calma a los niños. Ciertamente Dios estaba en el asunto y siempre estará en tanto se lo permitamos y dejemos actuar en nuestro auxilio.
Invito a participar a @noelisdc, @ciru2014, @yolvijrm en el "The Day I was really scared”