Aunque no he viajado a las regiones donde se siembra el maíz en Venezuela, ya que eso generaría unos costos que, en estos momentos no puedo asumir, me sumo a este reto porque, en el pueblo donde nací, observé siempre a los labradores cultivando la tierra, durante ciertos períodos del año, para sembrar y cosechar este producto. De ellos aprendí casi todo lo que aquí expreso...
Antes de la siembra, quienes se encargan del cultivo del maíz escogen lo mejores granos, los que se notan más grandes y más resistentes. Si el tiempo de espera para su utilización es muy prolongado, se guardan las mazorcas, sin desgranar, en silos o en espacios abiertos y secos, donde la humedad no las afecte. El lugar donde se efectuará la siembra debe ser desmalezado en su totalidad. Los restos vegetales que resultan de esta actividad suelen apilarse en hileras a lo largo del terreno para que, más tarde, se transformen en abono natural o como simple protección de los suelos. Es necesario, igualmente, arar la tierra y despojarlas de las rocas que pueden entorpecer el proceso de sembrado y crecimiento de las plantas; además, instalar canales artificiales de desagües o cavarlos sobre el mismo suelo.
El maíz se produce en climas cálidos, como el de nuestro país, Venezuela, sin embargo, para que las semillas germinen requieren de mucha humedad, aunque no demasiada para que no se pudran. Lo mismo ocurre cuando brota la planta, es conveniente el constante riego, pero sin saturar los suelos para no dañar los cultivos. Por estas razones, el tiempo de la siembra, para un mayor provecho, debe fijarse para el comienzo de los períodos de lluvia, ya que la alternancia entre el agua que cae del cielo y los días soleados resulta lo más indicado para el buen desarrollo del maíz.
Los agricultores tradicionales, que carecen, por lo general de sistemas automatizados de riego, corren el riesgo de perder sus cosechas, tanto por la falta de lluvia, o exceso de sol, como por la abundancia de las precipitaciones. Por eso existe una época determinada para la siembra de este rubro, esperando siempre que la naturaleza se comporte de forma regular, ya que cualquier desequilibrio puede dañar los cultivos. Otro factor que debe considerarse es el viento. Las raíces del maíz no son muy profundas, por ello, las corrientes de aire demasiado violentas pueden tirar al suelo las plantas.
Antes de que la semilla germine, necesita bastante agua, por lo tanto, el riego debe realizarse a diario o cada dos días, dependiendo del tipo de suelo, y este régimen continúa cuando la planta se encuentra pequeña. Una vez que el cultivo se ha desarrollado, debe recibir agua semanalmente, si el área es muy seca; existen suelos más húmedos donde el riego puede hacerse cada quince o veinte días.
A los diez días de haber brotado las plantas, aseguran los expertos, deben tratarse con fertilizantes ricos en hierro y manganeso, los cuales contribuyen a su resistencia. Y al mes, aproximadamente, es conveniente abonarlas con sustancias que contengan nitrógeno para la fortificación de las hojas. Así mismo se aconseja que, de acuerdo a una evaluación periódica, cada treinta días se fertilicen con los nutrientes que les hagan falta. Cabe destacar que es pertinente erradicar siempre la maleza que crece alrededor de la plantación, ya que contribuye a su evolución y aleja las posibles agentes que afectan al maíz.
El mayor enemigo de los cultivos de maíz en nuestra tierra es el gusano cogollero, el cual perfora las hojas de las plantas y es capaz de invadir la mazorca y dañar los granos. Es muy común, incluso en los frutos que parecen completamente sanos, encontrarnos con esta plaga incrustada en la parte superior de la tusa, así se denomina al corazón de la mazorca, donde están adheridos los granos. Para combatirlo se utiliza un insecticida que contenga piretroides, una sustancia química ampliamente utilizada en el control de insectos.
En menor proporción que el anterior, el tallo y las raíces de este cereal son afectados por un hongo que no les permite desarrollarse con normalidad. De acuerdo con nuestras observaciones y las indagaciones llevadas a cabo para complementar esta publicación, se trata del Fusarium verticillioides. La forma natural de combatirlo es manteniendo libre de maleza el área de cultivo; también se utiliza fungicidas, cuyos componentes principales sean bencimidazoles y azoles.
Para cosechar el maíz, ya sea de forma artesanal o mecánica, en primera instancia, se desprenden de las matas las mazorcas, a las que se les debe eliminar la cubierta que las protegen para que aparezcan los granos pegados a la tusa, de allí es necesario desprenderlos, por supuesto si se necesita utilizarlos para cualquier preparación o comercializarlos. Cuando ya ha sido desgranado, si se trata de grandes cantidades, se almacenan en silos para su conservación, como ya señalamos al principio. En caso de que el volumen del producto no sea tan grande, y no se cuenten con estructuras especiales para su preservación, debe colocarse en sitios secos y airados, ya que la humedad puede dañarlo.
Invito a los amigos:
@sur-riti,
@marito74 y
@marigaby12
Nota: Las imágenes que no están referenciadas con su fuente pertenecen al autor y fueron tomadas con una cámara Sony, modelo: DSC-W180.