No tiene precio / Sonrisas imborrables

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La vida nos regala momentos especiales como el nacimiento de nuestros hijos, indudablemente ellos se han convertido en los motivos principales que llenan nuestro espíritu y nos alientan a seguir adelante como familia.

Particularmente mi experiencia con mis hijas ha sido una aventura sinigual, verlas crecer íntegramente me llenan de alegría y una profunda satisfacción.

Mi hija Carla / Ingeniera Civil

La vida me ha vuelto a regalar unas sonrisas muy especiales cuando el 03 de Octubre pasado, mi hija menor Carla Isabella, recibió oficialmente su título de Ingeniero Civil.

Para mi familia y amigos ha sido un motivo de celebración y alegría, pero sobre todo para mi familia tienen un valor sentimental invaluable que pone una sonrisa en cada rostro.

Son sonrisas que mantendré en mi memoria para siempre, porque representan el triunfo con honores "cum laude" de mi hija, un motivo mayor de orgullo para mi esposa y para mi hija mayor, también "cum laude", fuente de inspiración.


Junto a mis hijas el día del acto de graduación

¿Cómo no sentirme orgulloso, feliz y satisfecho?

Fue un momento muy especial por lo que he sido bendecido en dos ocasiones. Gracias a su esfuerzo y dedicación se están abriendo paso al futuro a pesar de las incertidumbres debido a la situación de nuestro país, debemos persistir en seguir adelante, venciendo los obstáculos, porque siempre he pensado que los momentos de crisis son también los momentos de las oportunidades.

Se ha cumplido un ciclo en mi familia, una etapa de hermosa experiencia donde se refleja el gran trabajo que como padres hemos realizado, brindando el apoyo incondicional, el amor, la motivación y la confianza en el futuro. Se dice que el éxito no es lo más esperado sino el disfrute en el proceso hasta lograrlo.


Bendecido por partida doble

Soy un padre orgulloso, feliz y satisfecho, por lo que no puedo evitar sonreírle a la vida por todos los regalos que me ha dado, resta ver hacia el futuro con esperanza confío en Dios y mis hijas para que me sigan bendiciendo con muchas otras sonrisas el resto de mi vida, porque cada una de ellas no tienen precio.




Notas:

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