La muerte aunque lenta llega,
los ojos desorbitados, la boca abierta
queriendo tragarse todo el aire de un tiron.
L.A.H
Fragmento...
Yo estaba enamorado de Nadia, toda la vida fue ella mi otra parte, ella junto al mar, con los ojos en el horizonte y el pelo suelto, oliendo a salitre y peces, desparramada en la arena circular, entre las gaviotas y el diente de perro, el ángel de la muerte, marchándose de mi vida para siempre, ella no sería menos sucia que las otras, ella era realmente sucia, no quiero decía queriendo, esos zapatos no los quiero, queriéndolos, no te quiero, no queriéndote, no quedándose, ella tenía los ojos hacia el cielo, pero la muerte llega, le están acechando, lo sé desde que quiso marcharse, había dejado sus blúmers rojos en la cerca de palitos, junto al naranjo, se fue del lugar, vendría después, en uno de los trenes, vomitaría en el retrete maloliente, lo haría con un negro de esos que han estado la vida entera escapando, con los ojos más salidos del sitio, entonces ese día como quien ha estado sentado en la parte de atrás de la casa te dirá cariño y el blúmers que había dejado, entonces le muestras un bulto podrido, en el mismo lugar donde lo dejó, pero no lo has recogido, y qué has hecho mientras estaba en el portal, esta casa tiene una pequeña planta espinosa para los malos ojos, ella tiene los ojos fijos en el cielo, ha tenido relaciones por unos cigarros raquíticos y aún mira el cielo, que nubes más jodidas no, le traigo un trago de café y me mira fijamente, que cara de asesino tienes, el mar a comenzado a bajar nuevamente, necesito unos pesos para ir allá, señala con el dedo pulgar, eso no es único en ella, la puta madre le ha enseñado, la he odiado unas millonésimas de segundo más de lo que me he establecido para esta tarea, se quita las chancletas y camina hasta el espejito que ha perdido parte del azogue, tengo este pelo de lo más roñoso eh, no la miro, estoy trasteando en la cocina y quizás comience a suministrarle un poco de cianuro en el café, ella se va en la tarde, ha dejado el blúmers rojo como siempre en la cerca y las chancletas regadas delante de la cama, tomo una libreta y continuo en uno de mis muchos croquis de formas de matarla, uno tiene un cuchillo anclado a la parte superior de la puerta y con una cuerda y un contrapeso, y entonces he dibujado también un mono flaco que la representa, en cuanto cae el peso y otro es con la corriente, he pasado la mayor parte de la tarde entregado a estos placeres, ella viene riendo con un mulato que la deja frente a la casa y sonríen largamente antes de despedirse, guardo mi libreta de croquis y voy a sentarme en el portal, ella entra, ha escondido las alas oscuras, la siento destapando el termo en busca de café, este café algún día me va a matar, le escucho y observo la estructura circular de una de las nuevas construcciones para un área recreativa, que te pasa no vas a pelearme...